La Costa Brava es uno de los principales destinos turísticos para quienes buscáis un poco de calma junto al mar. Y son muchos los motivos: un paisaje que une mar y montaña, calas que han logrado huir de la masificación, su gastronomía de tradición marinera y, por supuesto, sus pintorescos pueblos.
Cargados de historia y rodeados de parques naturales, no querríamos que acabes tus vacaciones sin descubrir sus rincones así que te hemos preparado este artículo para que los tengas todos a mano:
Pals

Situado en el Baix Empordà, Pals es un pueblo único. Con un casco histórico lleno de belleza medieval, tiendecitas artesanales y galerías, debería ser visita obligatoria cuando visitéis La Bisbal de l'Empordà y su comarca.
Si os gustan las leyendas y los cuentos de brujas (¿a quién no?), Pals tiene mucho que contarte. En la pared de la muralla todavía se puede ver la mancha que dejó la última bruja que allí fue torturada y ejecutada ?
Entre los sitios más emblemáticos de Pals también encontramos el Castillo de Mont Aspre, cuyas piedras sirvieron para reconstruir la Iglesia de Sant Pere tras los bombardeos de la Guerra Civil.
Y si lo vuestro es caminar junto al mar, el Camino de Ronda que une Pals con el pueblo de Begur, lleno de calas y playas perfectas te va a encantar tanto para apaciguar el calor del verano como para disfrutar de la tranquilidad del invierno. Y no te olvides de visitar las albercas de Coll, un conjunto de marismas situadas en el lugar donde desembocaba el río Daró.
Y acabamos en el arroz y el chocolate. ¿Una combinación un poco rara? Son los productos estrella de Pals. Podrás pasear entre los cultivos de arroz, a pie o en bicicleta, saboreando un poco de chocolate artesano. No dirás que es algo que haces cada día, ¿verdad?
Tossa de Mar

Bajaremos a la comarca de La Selva para visitar Tossa de Mar, uno de los pueblos más bonitos de la provincia de Girona por sus playas y calas de postal.
El pueblo está enmarcado por la Muralla de la Vila Vella, declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional y el rincón más fotografiado por los visitantes. Construida durante la Edad Media, su objetivo era proteger a la población de los piratas. Y, si quieres más historias de piratas y corsarios, visita la capilla blanca Verge dels Socors, construida en la misma época y cargada de secretos.
Paseando por Tossa de Mar os envolverá el aroma de la gastronomía de pescado y marisco. Nosotros te animamos a probar su plato típico, el cim i tomba, hecho con pescado y verduras.
Y no te quedes sin dar un viaje en barca recorriendo sus calas y descubriendo la fauna marina desde las embarcaciones de fondo transparente.
Para los fanáticos de los deportes acuáticos, Tossa de Mar es el lugar ideal para hacer submarinismo o snorkel. Deja el coche aparcado y piérdete entre los caminos que bajan a las diferentes calas.
Pero aquí no todo será mar. Para los amantes del deporte en tierra firme, las rutas de BTT entre los bosques del macizo de les Cadiretes os animarán a desempolvar la bicicleta.
Y anécdota para cinéfilos: Ava Gardner grabó varias escenas de playa en las costas de Tossa de Mar. ¡De la Costa Brava a Hollywood!

Cadaqués

Cadaqués, el hogar de Dalí, es uno de los pueblos estrella de la Costa Brava por su peculiar origen pesquero, los paisajes de ensueño y una historia medieval que dejó huella.
En el corazón del Parque Natural del Cap de Creus, rodeado de mar y montaña, es la viva imagen de la postal de casitas blancas inclinadas enfrente del mar. Y, en la cala de Portlligat, una de visita obligada: la Casa-Museo de Salvador Dalí. ¡Recordad que es obligatorio reservar!
La Iglesia de Santa María, el edificio más alto y con más protagonismo en cualquier fotografía de Cadaqués, es otra de los rincones que no debes perderte. ¡Tampoco se olvidó de visitarla (y destruirla) el temido Barbarroja! La Costa Brava y los piratas...
“En Cadaqués hay cuatro delicias marítimo-terrestres: en invierno los erizos de mar (aquí garoines o garotes): en la primavera los mejillones de roca; en verano la langosta y los bogavantes (aquí llobregants o llongants)”
Josep Pla sabía qué comer en Cadaqués y os lo dejó por escrito. Pero, de postre, los famosos taps de Cadaqués -que puedes encontrar en la Pastisseria La Mallorquina- esconden tras su inocente pinta un potencial empacho. ¡Con moderación! La receta es original de Cadaqués y todo un clásico entre los postres típicos de la Costa Brava.
Para bajar la comida, un buen paseo por el Far del Cap de Creus y el Paratge de Tudela, un lugar impresionante en el que descubrirás los paisajes más impresionantes del Parque Natural y de la Costa Brava.
Calella de Palafrugell

De vuelta al Baix Empordà, Calella de Palafrugell es un pequeño pueblo de pescadores formado por estrechas callejuelas y casitas blancas llenas de encanto.
Calella de Palafrugell es un pequeño rincón del municipio de Palafrugell, desde el que podrás disfrutar de las vistas al mar paseando por el Camino de Ronda que une el pueblo con la vecina Llafranc.
Aunque para rincones especiales, los del jardín botánico el Cap Roig. Un lugar lleno de cultura, historia y naturaleza, que es el hogar del Festival de Cap Roig, el mayor encuentro musical del año de la Costa Brava. Por allí han pasado Bob Dylan, Rod Stewart, Sir Elton John y cientos de músicos de primera fila verano tras verano.
Un buen lugar para disfrutar de las vistas del Baix Empordà y de la Costa Brava es el yacimiento íbero de Sant Sebastià, un poblado en ruinas descubierto en los años sesenta y datado en el siglo XV a.C. Es un lugar lleno de historia, perfecto para caminar, aprender y disfrutar de un balcón al Mediterráneo.
No podíamos acabar sin hablar de las jornadas gastronómicas de Palafrugell, dedicadas a su plato tradicional: Es Niu. Con casi cinco horas de preparación, resulta un poco difícil encontrarlo en las cartas de los restaurantes, pero podréis descubrirlo durante estos días de otoño. ¡Sí! ¡Se puede disfrutar de la Costa Brava todo el año!
Begur

Un poco más al norte, todavía en el Baix Empordà, encontramos Begur, un pueblo muy famoso por sus calas de agua cristalina, sus preciosos paisajes y uno de los Caminos de Ronda más bonitos de la Costa Brava. Caminando hasta Pals, pasaréis por calas ideales para cualquier época del año, como Sa Tuna o Sa Riera.
Las Torres vigía de Begur se conservan desde el siglo XVI y se construyeron para defender a los habitantes de los piratas árabes, como su castillo medieval. Aunque se puede acceder en coche, te recomendamos la ruta pedestre desde el centro del pueblo, que recorre las estrechas callecitas llenas de antiguas y coloridas casas de piedra.
La gastronomía en Begur es muy variada, pero no olvides probar el pescado de roca. El ingrediente principal de la cocina marinera y, por supuesto, de Begur.
Peratallada

¿Imaginas cruzar un portal y cambiar de época? En Peratallada es posible. Un pueblo muy pequeñito del Baix Empordà que mantiene toda la esencia medieval.
Para entrar deberás cruzar la muralla a través de su arco y perderte por sus laberínticas callejuelas adoquinadas como si estuvieras en un cuento. ¡Llevad calzado cómodo!
Tendréis que dejar el coche en uno de los parkings de las afueras de la muralla y podréis recorrer todo el pueblo a pie. Descubriréis rincones maravillosos entre las cafeterías y pequeños comercios que os harán viajar en el tiempo.
Visita obligada a Los fosos del Portal de la Virgen, la Torre Norte, la Torre de las Horas y, por supuesto, a su castillo. Una fortificación única en el país que encontraréis en la Plaza del Castell, ideal para cenar en alguna de sus terracitas disfrutando de una noche de verano.
Sant Martí d'Empúries

Sant Martí d’Empúries, sede del condado de Empúries en el s.IX, es una conocido pueblo medieval que pertenece al municipio de l'Escala. Rozando la línea que separa el Alt Empordà del Baix Empordà, es un lugar muy transitado por los turistas en verano. Y es que sus murallas y el conjunto arqueológico de Empúries bien merecen una visita.
Pasear por el pueblo es todo un placer. Sus callecitas estrechas tienen un final común en la Plaza Mayor: el punto de reunión dónde se encontraba el Castillo de Sant Martí del que se conservan el portal y su muro.
Y no os olvidéis visitar el yacimiento de Empúries, el único de la península en el que conviven los restos de una antigua ciudad griega (Enporion, del siglo VI aC) y una ciudad Romana (Emporiae, del siglo I aC). Montones de historia que podrás aprender de sus visitas guiadas (¡las teatralizadas son una pasada!), ideales para pasar un día en familia.
Roses

La puerta al sur del Cap de Creus. Roses te hará descubrir las historia de la Costa Brava desde su ciutadella y te permitirá viajar a los orígenes de la humanidad con su ruta megalítica: visita el Llit de la Generala, el Cap de l’Home o el Dolmen de la Creu d’en Cobertella… ¡del año 3000 aC!
Pero tenemos historia y playa de la mano. La bahía de Roses está dentro de las 10 mejores bahías del mundo y puedes disfrutarla recorriendo su Camino de Ronda, en el que descubrirás rincones preciosos y pasarás por varias calas de ensueño.
Además, es punto de reunión de amantes de los deportes acuáticos. Submarinismo, vela, windsurf, parasailing, moto de agua, flyboard... ¡podrás probar los que más te apetezcan!
Gracias a su puerto pesquero, sus restaurantes disponen de pescado y marisco fresco cada día. Disfruta de un buen suquet de peix y, para los más madrugadores, acercaos a ver la salida de las embarcaciones y, de paso, un precioso amanecer sobre el Mediterráneo.
Blanes

El acceso Sur de la Costa Brava. Cargado de historia, el centro de Blanes es toda una mezcla de diferentes épocas y estilos, rodeado de las casitas blancas le dan a Blanes su encanto especial.
Aunque para atractivo, sus playas: familiares, discretas, grandes, de roca, de arena fina… ¡tú eliges! Pero no olvides el selfie en el símbolo de Blanes: Sa Palomera, la roca que marca el principio de la Costa Brava.
Para disfrutar de las mejores vistas de Blanes tendrás que subir a la montaña de Sant Joan, donde todavía se conservan los restos del castillo y la ermita del siglo XI y XV.
Y aprovechemos, de nuevo, su puerto pesquero. No os vayáis sin probar la gamba de Blanes. ¡Gastronomía local directa al paladar!
Torroella de Montgrí

Y nos colaremos un poco hacia el interior. Torroella de Montgrí es un municipio del Baix Empordà rodeado de campos en el que la agricultura tiene un papel muy importante.
Un pueblo de callejones estrechos, típicos de la época medieval, y enmarcados por Parque Natural del Montgrí, Illes Medes y Baix Ter. ¿Playas, dunas, islas, vegetación, montaña y río en un mismo lugar? Lo encontrarás en esta reserva integral única en España.
Si quieres seguir disfrutando del paisaje marítimo, un paseo en barca para acceder a una de las calas de l'Estartit será una experiencia para recordar. Aunque, sin duda, una inmersión en las Islas Medes hará las delicias de los más aventureros.
La gastronomía en Torroella de Montgrí es hortofrutícola y también te recomendamos que visites la zona de l'Estartit en junio, ya que se celebra la jornada gastronómica Tastets de Mar: la Clova. El mar y montaña unidos por la gastronomía local.
Palamós

Con una historia cargada de piratería y disputas militares, Palamós fue un lugar estratégico para el comercio y el dominio del Mediterráneo.
El puerto de Palamós, uno de los más importantes del Baix Empordà, es uno de los lugares más visitados de la ciudad. En él puedes visitar el Museo de la Pesca, la Lonja y el Mercado del pescado. Tienen incluso una aula gastronómica para aprender a identificar el pescado, prepararlo y cocinarlo. ¡Ya no tendrás excusa entre fogones!
La gastronomía en Palamós se basa en el Menú de la Gamba. Si visitas la ciudad en abril y junio, cuando se celebra la campaña gastronómica, le harás toda una fiesta a tu paladar. También organizan el Menú de la Cigala entre octubre y diciembre y el Menú de cocido de pescado, entre febrero y abril. Mil razones para ser destino gastronómico de referencia.
Para los amantes del deporte, en Palamós tienes la oportunidad de hacer submarinismo, kayak, snorkelling, windsurf y sobre todo, ¡vela! El deporte más importante y reconocido de Palamós. Para los que os gusta pedalear, las rutas BTT del poblado ibérico de Castell o el Espacio Natural de Castell-Cap Roig os invitarán a descubrir rincones extraordinarios.
Palau-Sator

El término municipal de Palau-Sator, situado en el Baix Empordà, está formado por varias pequeñas poblaciones: Palau-Sator, Fontclara, Sant Julià de Boada, Sant Feliu de Boada y Pantaleu. Todos ellos con un encanto especial y conservando aún su esencia medieval.
Visita obligada a su la muralla y sus dos entradas. La que mejor se conserva es la que se encuentra en la Torre de las Horas, que formaba parte del antiguo castillo y en la que hay inscrita la leyenda: “Només compto les hores serenes” (solo cuento las horas serenas). El castillo de Palau-Sator se encuentra a las afueras de la muralla y fue declarado bien cultural de interés nacional.
Palau-Sator es también conocido por sus joyas monumentales -como la Iglesia Parroquial de Sant Pere o el Monasterio de Sant Pau de Sant Clara- y el Museo Rural del Mas Pou, con herramientas agrícolas con siglos de historia que te permitirán descubrir la evolución de la agricultura en las zonas rurales.
El Port de la Selva

El Port de la Selva es un municipio situado en el Alt Empordà, al norte del Cap de Creus. Combina la montaña con el azul del Mediterráneo, las viñas, las casitas blancas y los acantilados llenos de rincones que fotografiar.
El Port de la Selva es un pueblo muy tranquilo, que no ha perdido sus orígenes pesqueros. Aunque es muy conocido por los veraneantes, aún conserva la arquitectura original del municipio. ¡Aquí puedes olvidarte de los grandes hoteles!
Si visitas El Port de la Selva, estás obligado a acercarte hasta el Monasterio de Sant Pere de Rodes, el conjunto románico más importante de Catalunya. Sus vistas son espectaculares y podrás disfrutar del Cap de Creus por todo lo alto.
Llançà

Llançà es un pequeño pueblo situado en el Alt Empordà, muy cerca de la frontera con Francia. Además de sus calas, su riqueza patrimonial y la gran cantidad de actividades que organiza su Área de Turismo hacen que sea un lugar perfecto para visitar en cualquier época del año.
Sube al Castellar, un mirador de roca -que fue isla en el pasado- desde el que podrás fotografiar una buena panorámica del pueblo y del Cap de Creus entrando a Francia.
Punto de reunión de amantes del senderismo, por aquí pasan el GR-11 (la Transpirenaica), el GR-92 (el sendero litoral que une Francia con Cádiz) e incluso el Camí de Sant Jaume. Uniendo trocitos de todas ellas, han creado montones de rutas de senderismo y BTT para descubrir el massís de l’Albera y el Cap de Creus con el Mediterráneo de fondo.
La corona de la gastronomía de Llançà la lleva Paco Pérez y su Miramar: el único restaurante de la Costa Brava con dos estrellas Michelin. Aunque si prefieres algo de tradición marinera la oferta gastronómica de Llançà no tiene nada que envidiar a otros pueblos de mucho mayor tamaño. ¡Sibaritas, disfrutad!
Tamariu

Tamariu es el pueblo más pequeño del término municipal de Palafrugell. Antiguamente poco más que un embarcadero, con el paso del tiempo tanto ciudadanos como veraneantes fueron construyendo las primeras casitas.
Aquí los barcos de pesca invaden la arena de la playa principal y ahí mismo se encuentra el paseo marítimo, con varias terrazas en las que tomar algo con unas vistas estupendas.
Este pequeño pueblo es muy visitado quiénes quieren practicar deportes acuáticos como vela, kayak o submarinismo. Aunque la palma se la lleva el vóley-playa: cada verano celebran torneos desde el club náutico de Tamariu.
Siguiendo el Camino de Ronda llegarás a lugares preciosos, como cala Pedrosa, Los Liris, Agua Xelida o Aigua Dolça, unas playas y calas escondidas en la Costa Brava que no puedes perderte.
Y si tienes acceso a una embarcación, te animamos a visitar Cala Marquesa y el Cau, situadas muy cerca de Begur. Lugares increíbles llenos de paz y tranquilidad.
Las tradicionales cantadas de habaneras en el embarcadero o en la playa, llaman mucho la atención a los veraneantes, que describen Tamariu como un pueblo lleno de magia.