Costa Brava Qué hacer

Licors Quevall, una microdestilería en un antiguo convento a base de hierbas y sed de libertad

Un loco de Llançà que abandonó una carrera en la banca para emprender entre barriles.

“Mis padres, a pesar de no tener muchos estudios, sí que me enseñaron a tener valores y espíritu crítico.” Y yo, que puedo decir de primera mano que Olga y Joan son personas maravillosas, me creo las palabras de Isaac.

“El sector financer s’ha convertit en una banda de venedors d’enciclopèdies on la teva aportació com a treballador només es mesura per la capacitat que tinguis per enxufar productes i assegurances. Sovint, amb tècniques properes al xantatge i l’extorsió. I a mi no em van educar per això.”

Esta fue la respuesta de Isaac Castelló cuando le pregunté por qué abandonó una carrera en la banca, con un sueldo envidiable, para meterse en los bajos de casa a hacer licor. Que la decisión había sido acertada ya lo sabía yo.

El obrador de Licors Quevall (Llançà)
El obrador de Licors Quevall (Llançà)

Solo hay que probar su producto y hacer un paseo por el obrador para entender que enviar a hacer puñetas el mundo de las finanzas es lo mejor que le podría haber pasado nunca. Y ahora nos toca aprovecharlo a nosotros.

Los orígenes de Quevall están lejos de la Costa Brava: hace poco más de 10 años, cuando un matrimonio del Urgell perdió el trabajo y decidió recuperar las recetas de la madrina para hacer licores artesanos en casa. Encontrar trabajo cuando rondas los 60 es complicado y ellos no habían perdido el espíritu emprendedor.

Cuando en 2015 les llegó el momento de jubilarse, Isaac ya hacía un par de años que intentaba hacer ratafía y licor de limón en casa. Era el momento de dar el paso y profesionalizar sus aventuras entre destilados.

Isaac y Little
Isaac y Little, en 2014, con sus primeras pruebas de ratafía casera.

Del Urgell al Cap de Creus: diferente paisaje, misma filosofía

Con los permisos necesarios, las recetas de generaciones pasadas y los productos del entorno del Cap de Creus, era el momento de convertir los bajos de casa en el obrador de Licors Quevall. De hacer una microdestilería en un antiguo convento que pertenece a la familia desde hace siglos y que guarda relación con el monasterio de Sant Pere de Rodes. O así lo parece indicar el cofre con 130 pergaminos que encontraron mientras hacían reformas.

También encontraron una bóveda catalana hecha de piedra del mar y cal, un sector que todo indica que fue construido cerca del s. XI e, incluso, una antigua mazmorra que ahora da al laboratorio de Pilar, la pareja de Isaac. Allí hacen el pesaje de hierbas y se mide el pH del agua y el grado alcohólico de cada barril al acabar la maceración.

No, no se mezclan aromas ni trabajan con colorantes. Eso lo dejan a las grandes destilerías.

Isaac y Pilar huyen de los químicos en su producto. Hierbas y frutas de Llançà, su entorno y sus campesinos de confianza. Y ya está.

Plantar, recoger, destilar, repetir

Pasear por el claustro del antiguo convento es como adentrarse en un pequeño jardín botánico. Un pequeño jardín botánico con una finalidad clara: allí Isaac tiene plantada la manzanilla, la hierbaluisa, el tomillo y el romero que harán sus licores. El claustro lo preside el naranjo más lleno que he visto en mi vida. Ah, y Little. Little es el rey de la casa, por muy republicano que sea su producto estrella.

La Ratafía Clandestina de la República Catalana posiblemente sea el producto estrella de Licors Quevall. Una ratafía casera, con menos azúcares que las alternativas más mainstream, un final fresco con toques de regaliz y toda una declaración de intenciones. Los valores y sentimientos de Quevall en una botella que tiene gusto de libertad.

Ratafía Clandestina de la República Catalana
Ratafía Clandestina de la República Catalana

>De las hierbas del huerto también se hacen las otras ratafías: la de hierbas, la de nueces y la de membrillo. Esta es la más laboriosa de hacer, siguiendo la receta de unos abuelos del Alt Urgell y con membrillos de un buen amigo que es campesino en Corbins. También se hace el licor de hierbas. Y el de manzanilla. Y la ginebra.

¿Cómo? ¿Que también hacen ginebra?

Probé la Gin Cap de Creus en verano del 2019, antes de que se comercializara. Antes, de hecho, que Isaac hubiera decidido cuál sería la etiqueta final. De hecho, yo voté la que no ha visto la luz del sol. Solo Isaac, Pilar y quienes vayamos a menudo a su obrador sabremos qué significaba aquella etiqueta que quedará en el olvido. Ventajas de ser de Llançà. Pedidle que os lo enseñe cuando lo vayáis a visitar.

Nuez moscada, cardamomo, hierbas del claustro y enebrina son los ingredientes de la Gin Cap de Creus. El punto cítrico lo da la hierbaluisa que crece borde el limonero. Es una ginebra seca, bastante botánica pero no tiene un perfume intenso y funciona sorprendentemente bien sola. Pero por mí, nada como combinarla con una tónica*Le Tribute. Maldito sibarita.

De Llançà al mejor restaurante del mundo (pasando por el cine y el exilio)

Porque aunque Isaac haga sus licores en los bajos de casa suya, eso no quiere decir que deje escapar ningún detalle. Y el reconocimiento a sus esfuerzos llega del gran público y (era inevitable) las grandes esferas gastronómicas.

Un producto artesanal elaborado con materia prima de proximidad, mucha traza y más acierto. Que llamara la atención de los referentes era una cuestión de tiempo. Por eso los hermanos Roca hace meses que tienen los licores de Quevall en la Bodega de Can Roca. Y por eso Gerard Ruiz se llevó el licor de limón de Quevall a la gala de los premios Gaudí.

Querían que el cóctel oficial de la gala de los Premios Gaudí fuera un cóctel de territorio. Y lo consiguieron. Y tanto que lo consiguieron.

Al igual que Isaac consiguió que llegara una botella de Ratafía Clandestina de la República Catalana al presidente al exilio. Le costó un par de intentos y hacerle una visita guiada por el obrador a los Mossos d'Esquadra que se tenían que asegurar que fuera de fiar. Pero lo es. Y tanto que lo es.

De Llançà a casa tuya. O viceversa.

Si vosotros queréis una botella, no hará falta que lo inspeccionen en Bruselas. Y si queréis visitar su obrador, tampoco hará falta que os hagáis pasar por un cuerpo de seguridad.

Tendréis bastante con pasar por la web de Quevall (https://quevall.cat) o enviarles un mail a [email protected]. Seguidles también a instagram, que están muy activos y divertidos.

Y por haberos leído todo este artículo (y porque Isaac es un tío genial) tenéis un descuento en vuestra compra. Introducid el código BRAVISSIMA10 para un 10% de descuento en vuestras botellas de licores artesanos.

Para la visita al obrador no os podemos ofrecer descuento, porque es gratuita. Pero si le decís a Isaac que lo habéis descubierto aquí, quizás os hace la cata un poco más larga. O quizás os deja que os acompañe Little durante la visita guiada. Todos sabemos que, en el fondo, es el gato quien manda.

Salud y ratafía!