Los 5 Parques Naturales en la Costa Brava mejor valorados
Parc Natural dels Aiguamolls de l'Empordà
De todos los Parques Naturales que hay en la Costa Brava, sin duda uno de los más importantes a nivel nacional e internacional es el conocido como Aiguamolls de l’Empordà.
En el Empordà hay dos ríos que son conocidos como Muga y Fluvià. Entre estos dos espacios fluviales se ubica una zona húmeda que fue inaugurada en el año 1983 y que anualmente es visitada por multitud de personas.
Se trata de un espacio completamente natural que está protegido. El Parque Natural dels Aiguamolls de l’Empordà abarca una superficie de más de cuatro mil setecientas hectáreas. Es por este motivo que comprende un total de nueve municipios distintos: Sant Pere Pescador, Roses, Perelada, Pedret i Marzà, Pau, Palau-saverdera, L’Escala, L’Armentera y Castelló d’Empúries.
Ecosistemas
Uno de los aspectos más destacables de este Parque Natural es la gran variedad de ecosistemas que se dan cita en él. Primeramente toca hablar del que más suele atraer las miradas de los visitantes: el de las marismas que están formadas por agua dulce.
Castelló d’Empúries antiguamente contaba con un lago. Sus restos son los que pueden verse en los Aiguamolls de l’Empordà. Al estar en una zona más bien interior, a una considerable distancia respecto al mar, las aguas de estas lagunas no tienen la salinidad de la costa.
Continuando con las marismas, tanto el agua dulce como la profundidad dan pie a que la vegetación que puede admirarse en este lugar poco tenga que ver con la de otras zonas de la Costa Brava, lo cual es fruto no solo de la menor salinidad, sino también del elevado porcentaje de humedad.
A medida en que fueron pasando los años, los propios Aiguamolls de l’Empordà promovieron proyectos pensados para recuperar lagunas cuyo estado no era el deseable, así como crear algunas completamente nuevas, siempre respetando al máximo la naturaleza del lugar.
Habiendo hablado anteriormente del mar, no puede pasarse por alto este otro ecosistema que también llama mucho la atención de quienes visitan el Parque Natural. Justo en frente del espacio natural protegido hay un área costera que destaca por combinar a la perfección la arena fina con aquella que presenta un cierto grosor.
Por supuesto, en los Aiguamolls de l’Empordà también hay playas, las cuales son espectaculares. Básicamente ello es fruto de ser completamente vírgenes. No hay otras en la Costa Brava, siendo el principal objetivo del Parque Natural el de seguir preservando la virginidad de dichas zonas.
Precisamente después de estas playas vírgenes están ubicadas las conocidas como llaunes. En concreto son unas lagunas repletas de vegetación a la que los locales dan el nombre de salsura. Tanto los juncos como las arroyuelas cuentan con una gran presencia en este ecosistema.
En el Parque Natural dels Aiguamolls de l’Empordà es habitual ver alguna que otra masía, además de ciertas construcciones que se integran perfectamente sin pasarle factura al paisaje. De hecho, tanto la flora silvestre como los animales agradecen su presencia, ya que utilizan dichas estructuras a modo de refugios.
Por otra parte, no pueden pasarse por alto los numerosos cultivos que hay en el espacio protegido. Antiguamente eran otros distintos, tratándose más bien hoy en día de árboles que dan todo tipo de frutas, así como de maíz y girasoles. En este sentido es destacable que, desde el año 1983, poco a poco fue recuperándose un cultivo en concreto: el del arroz, muy típico de esta zona de l’Empordà.
A su vez, obviando los ríos anteriormente mencionados, es destacable otro aspecto hidrográfico que forma un ecosistema repleto no solamente de acequias, sino también de ramblas muy distintas unas de otras. Es por este motivo que los amantes de la botánica quedan sorprendidos al ver la vegetación allí presente, asombrando también la fauna que se da cita en este lugar.
El último ecosistema es el de los cerrados: prados que habitualmente pueden verse en l’Empordà y que en este caso, durante la época de lluvias incesantes, pasan a inundarse dando forma a un paisaje inolvidable. Algunos de los árboles que hay son los álamos y los fresnos.
Itinerarios
Debido precisamente a la gran cantidad de ecosistemas que hay, así como a la enorme superficie abarcada, son numerosos los itinerarios por los que se puede optar. Los que verás a continuación están ordenados en base a la longitud total comprendida.
Mig de dos Rius
El primero de los itinerarios abarca un kilómetro y medio, por lo que puede ser completado en poco tiempo. Es ideal para aquellos visitantes que disponen de una hora o incluso menos para disfrutar del Parque Natural. Para completarlo hay que pasar por la parte izquierda de uno de los ríos: Fluvià, poco antes de la desembocadura.
Lo más sorprendente de Mig de dos Rius es sin duda alguna la vegetación. Es inevitable quedarse asombrado por la belleza que desprenden las orquídeas, así como los demás elementos vegetales presentes tanto en el prado como en el bosque.
Como es de esperar, estamos ante un itinerario que también es disfrutado por aquellas personas que se lo pasan en grande contemplando fauna que es difícil de ser avistada, siendo un claro ejemplo el pájaro negro y amarillo que recibe el nombre de oropéndola.
Vilaüt
Ahora que hemos hablado de las aves, es un buen momento para mencionar el que se convirtió en el primer observatorio de este tipo de animales que vio la luz en toda Cataluña. Precisamente fue creado el mismo año en que se inauguró el Parque Natural: 1983.
Dicho observatorio puede verse en un itinerario realizable tanto caminando como yendo en bicicleta, aunque en este último caso conviene ir a un ritmo lo más bajo posible para que la experiencia sea duradera.
El mejor momento para hacer el itinerario Vilaüt es la primavera. Y es que durante el transcurso de esta estación del año pueden verse una enorme cantidad de flores muy coloridas, recibiendo a los visitantes con un espectáculo de tonalidades: desde las amarillas de los lirios hasta las rosas y naranjas de los ranúnculos. Además, entre mayo y junio es posible ver cómo llegan al lugar algunas aves que no son nada fáciles de avistar.
Desde el Mas del Matà hasta las lagunas
Este itinerario puede ser realizado por personas que tienen alguna dificultad en lo referente a la movilidad, pudiendo desplazarse en silla de ruedas. También es posible completarlo llevando a un bebé en su respectivo cochecito.
La ruta empieza en Cortalet y es de dos mil trescientos metros. Es un recorrido idóneo para quienes quieren ir haciendo paradas, puesto que hay repartidos una gran cantidad de observatorios que permiten deleitarse observando tanto la fauna como la flora del lugar.
Desde el Cortalet hasta los Estanques Europa
Si quieres hacer una ruta un poco más larga, una de las que suelen recomendarse para los senderistas y ciclistas es esta de cuatro kilómetros. Aunque es un itinerario disfrutable todo el año, es destacable la nula presencia de vegetación elevada, por lo que la sombra es inexistente. Es por este motivo que, en caso de hacerlo en plena estación veraniega, la crema solar es imprescindible.
La ruta pasa por un punto que suele dar pie a que todos los visitantes saquen sus móviles y cámaras para hacer fotos inolvidables: el puente de Empuriabrava que pasa por encima del río Muga, ofreciendo unas vistas espectaculares.
Itinerario Natural del Fluvià
Terminamos con dos itinerarios que están recomendados sobre todo para los amantes del ciclismo, ya que la distancia a recorrer es considerable, especialmente la del último itinerario. En este caso hablamos de un total de casi nueve kilómetros.
En Sant Pere Pescador hay un centro en el que se informa a los visitantes, siendo precisamente este punto en el que da comienzo la ruta. Siguiendo el Fluvià, concretamente por la parte derecha del río, se llega a la bonita desembocadura, así como a unas dunas que permiten admirar una bonita vista playera.
Lo que más sorprende a quienes se animan a hacer este itinerario es la diversidad de los ambientes a lo largo de ocho mil seiscientos metros.
Ruta de los Estanques
La lista de itinerarios termina con otro que sí o sí hay que hacer en bicicleta. Y es que abarca más de treinta kilómetros en total, partiendo del Cortalet y llegando nuevamente a este punto, puesto que se trata de un trayecto de tipo circular.
Tras dar comienzo a la salida se llega a Vilaüt, pasando por toda clase de campos en los que se cultivan multitud de alimentos, bosques que están llenos de vegetación, marjales con un alto nivel de humedad y, en definitiva, escenarios que poco tienen que ver unos con otros.
La Ruta de los Estanques es con diferencia la ruta más variada de todas. De hecho, incluso pueden verse un par de ermitas con mucha antigüedad a sus espaldas, siendo Sant Antoni la que más miradas atrae, aunque Sant Joan dels Erms también desprende un gran encanto sobre todo por la zona en la que está ubicada.
Cómo llegar
No es complicado llegar al Parque Natural dels Aiguamolls de l’Empordà, sea cual sea la vía por la que optes: autobús, tren o transporte privado.
Autobús
Tienes que ir a Castelló d’Empúries, población a la que llegan los autobuses que salen de Figueres. Desde el municipio medieval es posible coger otro autobús que cuenta con una parada precisamente en el espacio protegido que pretendes visitar.
Tren
La línea que conecta Barcelona con Portbou es la que ha de ser tomada, bajando en la estación de Figueres que conecta con el autobús, debiendo entonces realizar el plan anteriormente descrito para ir de esta ciudad a Castelló y llegar a los Aiguamolls de l’Empordà.
Vehículo privado
Tanto si vas en coche como si prefieres la moto o cualquier otro vehículo privado, has de circular por la autopista AP-7 en dirección a La Jonquera, localidad fronteriza con Francia. Sal por Figueres Sud (4), mientras que si vas en sentido inverso tendrás que hacerlo por Figueres Nord (3).
Sigue el trayecto de Roses y, pasando por la A-2, llegarás a la C-260. Cuando pase a ser una autovía ve contando las rotondas, puesto que en la quinta hay un desvío que indica el nombre de una población clave: Sant Pere Pescador. Toma esta salida que dirige a los Aiguamolls de l’Empordà, también señalizados en el mismo cartel.
Tras haber recorrido aproximadamente tres kilómetros podrás desviarte a la izquierda para iniciar un corto trayecto que te llevará al Cortalet.
Tarifas
Es gratis disfrutar de las más de trescientas especies de aves que van constantemente cambiando debido a las migraciones, así como de las dunas, los estanques y el resto de atractivos con los que cuenta el Parque Natural dels Aiguamolls de l’Empordà.
Dónde aparcar
En caso de que quieras aparcar justo en El Cortalet, lugar en el que empiezan muchos de los itinerarios, tendrás que abonar un importe de cinco euros.
Si prefieres no pagar por el aparcamiento, en el Mas Matà hay otro parking que puede ser utilizado para dejar tu vehículo privado a coste cero.
Zona Volcánica de la Garrotxa
En la Península Ibérica hay varios paisajes volcánicos, aunque ninguno de ellos es tan bello y extenso como el de este espacio protegido que se ubica en la Costa Brava. Hablamos de la Zona Volcánica de la Garrotxa, la cual fue recalificada en 1985. Por aquel entonces se determinó que el área pasaba a ser un parque natural.
Su superficie supera las quince mil hectáreas, abarcando once municipios en total entre los que se encuentran Olot, Las Planas y Castellfullit de la Roca. Por otra parte, las reservas naturales casi llegan a la treintena.
La Zona Volcánica de la Garrotxa comprende cuarenta conos de tipo volcánico cuyo origen se remonta a más de cien mil años atrás, siendo un claro ejemplo del gran valor histórico y biológico que tienen todos ellos.
Además, este parque natural de la Costa Brava cuenta con una decena de cráteres, así como con más de veinte conos que hacen gala de un buen estado de conservación. Adicionalmente son destacables las numerosas coladas de lava cuyo color oscuro y su textura microlítica revelan que se trata del tipo basáltico.
Volcanes
Si bien es cierto que algunos volcanes del espacio protegido solamente tienen diez mil años de antigüedad, otros se originaron setecientos mil años atrás. La actividad volcánica lleva mucho tiempo sin producirse, aunque ello no significa que todos los volcanes estén extinguidos. Pero, ¿cómo es posible que justo en esta zona de la Costa Brava haya semejante vulcanismo? Básicamente ello es fruto de la finura de la litosfera.
En la Garrotxa, dicha capa externa no tiene los más de cien kilómetros que caracteriza al continente europeo, sino que el grosor es de tan solo quince kilómetros. Esto adicionalmente dio pie a que cada erupción se produjese en un volcán de reciente surgimiento, procediendo a extinguirse justo después sin volver a tener actividad más adelante.
La morfología de cada cono volcánico es muy variada. Los cráteres lo demuestran a la perfección, habiendo algunos que son laterales, mientras que otros son centrales y tienen piroclastos que destacan por su uniformidad, siendo algunos de ellos heterométricos.
En una de las áreas de la Zona Volcánica de la Garrotxa hay muchas piedras pequeñas que reciben el nombre de lapillis, las cuales en su momento fueron expulsadas al producirse varias erupciones.
Los expertos calculan que cuando hayan transcurrido un mínimo de diez mil años más, en este espacio protegido volverá a haber una erupción.
Flora
Aunque los volcanes son el principal atractivo de la Zona Volcánica de la Garrotxa, también son plenamente disfrutables tanto la flora como la fauna. Empezando por la vegetación, es destacable que el número de especies de plantas supera ampliamente las mil en total.
Gracias a las elevaciones del terreno, el tipo de suelo y las condiciones climatológicas, no puede decirse que el resultado paisajístico sea puramente mediterráneo, puesto que una parte de él recuerda al que puede verse en el centro de Europa.
Una de las zonas que más llaman la atención es la conocida bajo el nombre de Fageda d’en Jordà. Básicamente se trata de un bosque repleto de hayas que han logrado crecer a pesar de estar a una altura de quinientos cincuenta metros. Ello es fruto de lo húmeda que es esta parte del espacio protegido y de lo mucho que llega a drenar la roca de origen volcánico.
Los bosques son frondosos y numerosos en la Zona Volcánica de la Garrotxa, destacando sobre todo los alcornocales, encinares y robledales.
Fauna
La variedad se evidencia al hablar no solo de la flora, sino también de la fauna. Los animales que están más presentes en el espacio protegido son sin duda alguna los invertebrados, aunque los vertebrados cuentan adicionalmente con una gran importancia, tal como demuestra el total de más de trescientas especies distintas.
Las especies más numerosas son las aves, superando ampliamente las doscientas. Por su parte, los mamíferos también son importantes para la Zona Volcánica de la Garrotxa. Entre los animales que se dejan ver frecuentemente se encuentran los siguientes: gatos monteses, ginetas, halcones peregrinos, víboras y águilas culebreras.
Actividad económica
Es habitual que en los parques naturales de la Costa Brava haya una prácticamente nula presencia de humanos, más allá de los encargados de velar por el bienestar de la zona y los visitantes. Sin embargo, no es el caso de este espacio protegido. De hecho, a diario tiene lugar en él una actividad económica que se realiza tratando de respetar la naturaleza del lugar.
Concretamente nos referimos a los cultivos que reciben el nombre de garrotxes, aprovechando los bancales que tan útiles son en las áreas cuyo relieve es bastante abrupto. Otra actividad económica es la de extraer lapilli, el cual se utiliza con tal de fabricar cemento.
Es sorprendente que tan solo el dos por ciento de la Zona Volcánica de la Garrotxa es público, siendo el porcentaje restante completamente privado, utilizándose una parte de él para actividades relacionadas con el desarrollo económico. Así pues, los encargados de administrar el espacio protegido tienen el principal objetivo de conseguir que todas ellas sean compatibles con el bienestar del parque natural.
Itinerarios
En este parque natural de la Costa Brava hay muchos atractivos que merecen una visita. Volcanes como los de Santa Margarida y Croscat son un claro ejemplo, así como el río Fluviá, los humedales, etcétera. Todos ellos pueden ser recorridos en itinerarios que son muy variados, dando pie a que personas de cualquier edad, sea cual sea su capacidad física, puedan realizar una ruta que disfrutan de principio a fin.
Fageda d’en Jordà, Volcà de Santa Margarida y Volcà del Croscat
Empezamos por el Itinerario 1, uno de los más practicados por los visitantes. Ello no es de extrañar teniendo en cuenta que durante el transcurso del mismo se recorren tres puntos de gran interés.
Se trata de una ruta circular que conecta con otros itinerarios de la Zona Volcánica de la Garrotxa que también son muy recomendables. Al cabo de una hora y media se llega a Sant Miquel de Sacot, mientras que después de casi diez kilómetros de ruta hay un atajo que se recomienda tomar: el de Can Passavent.
Tras unas cuatro horas y media el itinerario se da por completado, aunque el tiempo aumenta en caso de optar por bajar al cráter, ya que abarca un total de setecientos metros que exigen veinte minutos más de caminata.
Riscal de Castellfollit de la Roca
Si te gustan las buenas vistas no te puedes perder este itinerario. Y es que después de poco más de un kilómetro se accede a un mirador que premiará tu visita con una skyline que difícilmente olvidarás.
Antes de ello pasarás por la cinglera, visitando después la Plaça de Sant Roc. El itinerario puede completarse en tan solo tres cuartos de hora, siendo apto para personas de avanzada edad y niños pequeños, puesto que no tiene desniveles considerables.
Volcán del Montsacopa
En la Zona Volcánica de la Garrotxa hay varios volcanes icónicos, siendo uno de los más atractivos el conocido como Montsacopa. Recorrerlo es posible con este itinerario que pasa por Montolivet y Tossols.
Estamos ante una de las rutas más variadas, puesto que también tiene un fuerte carácter urbano. Ello es fruto de abarcar una gran parte de la ciudad de Olot cuyas calles son recorridas, siendo sus propios ciudadanos los que habitualmente llevan a cabo dicho itinerario.
Al llegar al volcán del Montsacopa lo primero que sorprende es su considerable altura de casi cien metros, así como el diámetro del cráter, alcanzando los ciento veinte metros en total.
Valles de Sant Iscle y del Vallac
El Itinerario 19 es uno de los más exigentes a nivel físico de todos los que pueden hacerse en la Zona Volcánica de la Garrotxa. Y es que para algunas personas no es fácil recorrer el total de diecisiete kilómetros que abarca. Sin embargo, si te ves capacitado para ello, las cinco horas del sendero serán disfrutadas al máximo.
La ruta empieza en la que antiguamente era la estación de Sant Feliu de Pallerols. Tras dos horas y cuarto se llega a Sant Iscle de Colltort, alcanzando poco después un icónico volcán que se conoce con el nombre de Can Tià. No es el único que se visita en el itinerario, ya que a la lista hay que sumar otro más: el del Traiter.
Al ser un itinerario circular termina en la misma estación, siendo difícil perderse gracias a las indicaciones basadas en pictogramas cuyo color es el naranja claro.
Cómo llegar
Lo más recomendable es desplazarse en transporte privado o público a Olot, aunque también puedes optar por Santa Pau. En ambos casos la AP-7 conecta con carreteras comarcales que te llevarán a cualquiera de los dos municipios, habiendo en ellos un autobús que tendrás que coger. Se trata del Bus dels Volcans, el cual te dejará directamente en la Zona Volcánica de la Garrotxa.
Dónde aparcar
Si prefieres evitar el autobús y optas por ir directamente al parque natural con tu propio vehículo, has de saber que existen un par de parkings, aunque son de pago. El de Can Serra es uno de los más frecuentados, puesto que está en las inmediaciones de la Fageda d’en Jordà. Eso sí, ten en cuenta que no se puede pagar en efectivo.
Por el contrario, el parking del Área de Santa Margarida no admite tarjetas. Llegar a él es fácil recorriendo la comarcal GI-524, agradeciéndose la proximidad de uno de los volcanes más icónicos del espacio protegido.
Tarifas
A excepción de las visitas guiadas que organizan algunas empresas, recorrer la Zona Volcánica de la Garrotxa es gratuito. La cantidad que se recauda por los vehículos que aparcan en los dos parkings anteriormente descritos se utiliza para conservar en buen estado algunas de las partes que conforman este parque natural de la Costa Brava.
Paratge Natural d'Interès Nacional de l'Albera
En la Costa Brava hay una zona que, en el año 1986, pasó a estar catalogada como un monumento natural: la Sierra de la Albera, un paraje de interés nacional que cuenta con una superficie de más de cuatro mil doscientas hectáreas.
La gran extensión de este espacio se evidencia con el total de municipios que comprende. En concreto son tres: Rabós, Espolla y La Junquera. Así pues, se encuentra muy cerca de la frontera de Francia.
En El Pertús, un pequeño pueblo francés, hay un puerto. Justo allí da comienzo la parte de los Pirineos que se engloba dentro de la Sierra de la Albera, terminando en la Costa Brava.
Hablamos de una de las sierras más importantes de Cataluña sobre todo por la gran cantidad de cumbres con las que cuenta, las cuales tienen una considerable elevación. El récord se lo lleva el Puig Neulós, alcanzando los 1.257 metros en total.
A lo largo de sus 25km de longitud es posible ver numerosos atractivos, estando distribuidos en un par de reservas naturales de carácter parcial. La más pequeña, a pesar de cubrir una superficie de 395 hectáreas, es aquella que se ubica en un río conocido como Orlina, siendo el principal objetivo de esta zona el de proteger tanto los robledales como los múltiples hayedos presentes en el área.
La otra reserva natural parcial inicialmente tenía 580 hectáreas, pero se amplió con cien más tan solo un año después de declararse paraje natural de interés nacional. A diferencia de la primera, la vegetación queda relegada a un segundo plano para centrar la protección sobre todo en un animal en concreto: la tortuga que acostumbra a dejarse ver en el Mediterráneo.
Fauna
Ahora que hemos mencionado esta tortuga es un buen momento para profundizar en la fauna que está presente en el Paraje Natural de Interés Nacional de La Albera. Antes de describir las demás, conviene seguir incidiendo en estos seres herpetológicos, ya que en el resto de la península ibérica no hay poblaciones de dichos animales. Así pues, no es de extrañar que se haga todo lo posible por protegerlos.
No son las únicas especies que hacen acto de presencia en este lugar que es sinónimo de naturaleza en estado puro. Precisamente los que pertenecen a la herpetología también son habituales, sobre todo las ranas, debiendo añadir a la lista multitud de lagartos e incluso serpientes.
Obviando los reptiles y los anfibios, no pueden pasarse por alto la infinidad de aves que pueblan el Paraje Natural de Interés Nacional de La Albera. Concretamente la cifra de especies supera ampliamente el total de doscientos, así que cada día es posible avistar nuevos pájaros muy distintos unos de otros.
Tras haber hablado de las aves, ahora es el turno de los peces. Son abundantes, especialmente los que más llaman la atención por sus grandes dimensiones: los barbos de montaña. Las truchas, por su parte, también se dejan ver en este lugar.
Finalmente los mamíferos conforman una parte importante de la fauna del monumento natural. El número de especies llega a los 44, dando pie a que tan solo el 25 por ciento de los mamíferos que hay en toda Cataluña no puedan ser vistos en la Sierra de la Albera.
De todos los mamíferos que conviven en el paraje natural de interés nacional, sin duda alguna el más importante es la vaca de la Albera. No sorprende que reciba este nombre, puesto que es endémico del lugar. De hecho, estamos ante animales semisalvajes, de los cuales aproximadamente solo hay cuatrocientos a nivel mundial.
Flora
Si los animales adquieren mucha importancia para el Paraje Natural de Interés Nacional de La Albera, no se quedan atrás los elementos vegetales que también cuentan con una notable presencia en el lugar.
La zona San Quirico de Colera-Balmeta es típica del Mediterráneo en general, tal como demuestran no solamente sus matorrales, sino también los alcornocales. Desafortunadamente se trata de un área que acostumbra a ser castigada por incendios, los cuales pasan una grave factura al monumento natural.
El otro sector presenta una flora muy distinta a la recientemente comentada. Hablamos del Requesens-Baussitges, siendo una vegetación con un mayor nivel de humedad y con unas características que poco tienen que ver con las de la otra flora gracias sobre todo a la elevación. En este caso hablamos de hayedos, encinares, robledales y castaños. Por si fuera poco, en muchas cumbres pueden apreciarse los preciosos prados alpinos que son habituales en las cordilleras.
Aquí no termina la lista que forma parte de la flora del lugar. Y es que la que es propia de la ribera está presente cerca del río cuyo nombre es Anyet. Los alisos son numerosos, además de los sauces y los fresnos.
Visitas imprescindibles
Si decides visitar el Paraje Natural de Interés Nacional de La Albera podrás optar por varios itinerarios que describiremos más adelante. Sea cual sea tu elección, no conviene que dejes pasar una serie de puntos de gran interés, los cuales por unos u otros motivos resultan muy atractivos.
Castillo de Requesens
Esta sierra no solo es la perfecta definición de naturaleza. En ella también hay construcciones que merecen mucho la pena, siendo un claro ejemplo el castillo de Requesens que se construyó en la época medieval. Hace un par de siglos se reformó, basándose los encargados de hacerlo en un estilo que recuerda mucho al romanticismo.
Si te encuentras en la llanura podrás ver a la perfección dicha estructura, la cual se ubica concretamente en la colina de un valle muy cerca de uno de los ríos que pasan por el monumento natural: el Anyet.
Estructuras románicas
Continuando con las estructuras, otras de las más imponentes son las románicas. Todas ellas hacen gala de un buen estado de conservación, lo cual es meritorio especialmente si se tienen en cuenta los muchos años que tienen a sus espaldas.
Tanto en las vertientes norteñas como en las sureñas hay diversas ermitas que destacan por la sencillez, así como por lo bonitas que llegan a ser. La simplicidad en lo referente a la construcción no se da al hablar de la estructura románica más destacable de todas: un monasterio para benedictinos que está en Sant Quirze de Colera.
En este valle apartado se respira una gran dosis de tranquilidad, siendo ideal para desconectar y alejarse por completo del estrés. Allí hay una iglesia con una preciosa basílica, así como restos del que antiguamente era un claustro.
Monumentos con miles de años de antigüedad
Más de cinco mil años tienen algunos de los monumentos que todavía a día de hoy se encuentran en la parte meridional del Paraje Natural de Interés Nacional de La Albera. Los que cuentan con una mayor presencia son los dólmenes, superando el total de ciento cincuenta.
No se quedan muy atrás los menhires, además de las insculturas. El punto que atrae la mayoría de miradas por parte de los visitantes es Mas Baleta, puesto que cerca de las lagunas de esa área hay un círculo de megalitos del que sorprende su buen estado.
Lagunas
Disfrutar al máximo de la experiencia de visitar este monumento natural exige sí o sí admirar sus lagunas. Desafortunadamente es algo que solo puede hacerse en una época del año en concreto: primavera, aunque en caso de tener suerte, el resto del año también existe alguna que otra posibilidad. Todo depende de las lluvias, ya que cuando son abundantes se forman estas preciosas lagunas.
Durante los meses en los que están repletas de agua, tanto la fauna como la flora del paraje de interés nacional cambian por completo, ya que surgen elementos que se adaptan perfectamente al medio cuyo porcentaje de humedad es muy elevado.
Haya de la Piedra
Son muchos los elementos vegetales que adquieren una especial relevancia, aunque la mayoría de visitantes tienen como objetivo uno en concreto que recibe el nombre de Haya de la Piedra.
Básicamente se trata de un árbol que, con el paso del tiempo, ha acabado convirtiéndose más bien en una especie de monumento. Además, en sus proximidades hay mucha otra vegetación que merece una mención especial, sobre todo los serbales de los cazadores y los acirones.
Mirador
En todo el Paraje Natural de Interés Nacional de La Albera hay numerosos puntos que ofrecen unas vistas privilegiadas, pero si quieres gozar de las que están consideradas como las mejores de todas, el mirador del Puig Neulós es una visita imprescindible.
Gracias a la gran altitud de más de mil doscientos cincuenta metros, la skyline es espectacular en todos los sentidos. Sea cual sea la dirección en la que mires quedarás asombrado, pudiendo admirar llanuras pertenecientes a l’Empordà, la Badía de Roses -considerada una de las más bellas de toda Europa-, una Reserva Natural conocida como Bosc de la Maçana, etcétera.
Itinerarios
El Paraje Natural de Interés Nacional de La Albera es uno de los parques naturales de la Costa Brava más versátiles y variados. De ello dan buena cuenta los diversos itinerarios por los que es posible optar.
Desde Cantallops hasta Requesens
No es un itinerario largo, ya que abarca poco más de cinco kilómetros. Así pues, los excursionistas lo completan en un par de horas. Por otra parte, la acumulación del desnivel alcanza algo más de trescientos cincuenta metros, tratándose de una ruta lineal que no resulta complicada, aunque no es apta para personas con un nulo fondo físico o con problemas de movilidad.
El itinerario da comienzo en Cantallops y, pasando por una especie de camino de romería, se llega a una icónica iglesia que recibe el nombre de Santa María de Requesens. Yendo hacia el norte se alcanza un sendero que permite atravesar un arroyadero, el cual es conocido como Les Comtes, bastando para ello un cuarto de hora.
Media hora después de haber empezado la ruta se evidencian los primeros dólmenes que están ubicados en Medàs. Atravesando otro sendero que queda a mano izquierda se llega a la Font de les Feixes, la cual conecta directamente con Requesens.
Itinerario por los alrededores del castillo
A diferencia del anterior itinerario, en este caso estamos ante una ruta que sí es apta para prácticamente cualquier persona, ya que es muy fácil recorrer los cinco kilómetros y medio que comprende.
El desnivel se acumula alcanzando tan solo unos ciento cuarenta metros, pudiendo completarlo en algo menos de dos horas. Se trata de una ruta circular que empieza en un parking, concretamente en el de Pipes.
Tras pasar por la Font Rovellada empieza el rodeo al Castillo de Requesens, debiendo continuar por Can Picardia y posteriormente por Corral Nou. Poco después se llega a un refugio y a una tejería.
A lo largo de la ruta se evidencian los muchos recursos que proporcionaba antiguamente la sierra a quienes desarrollaban allí su actividad económica. En concreto nos referimos tanto al agua como a la madera. Este último material se utilizaba a modo de combustible con tal de hacer uso de múltiples hornos.
Ruta de la Haya de la Piedra
El segundo itinerario más largo de todos es el que pasa por una de las visitas imprescindibles que hemos mencionado antes: el mítico árbol que recibe el nombre de Haya de la Piedra.
La ruta empieza en el parking de la tejería y es circular, comprendiendo nueve kilómetros que se recorren en un total de tres horas. El desnivel se va acumulando hasta llegar a los cuatrocientos metros, por lo que el grado de dificultad del itinerario es medio.
La ruta pasa por puntos clave como el Roc de les Cabres, Font del Faig y Pont de les Cultives. Conviene destacar la existencia de un atajo que se encuentra a media hora de haber iniciado el camino, subiendo en dirección al Puig Neulós. Si lo tomas te ahorrarás un par de kilómetros, pero si quieres disfrutar del cien por cien de la experiencia conviene seguir por la fuente de Els Arcaires que conecta con un puente.
Excursión por los bosques de Requesens
En el mismo aparcamiento en el que da comienzo la anterior ruta, se inicia un itinerario que no es apto para todos los excursionistas. Y es que se trata de un trayecto que presenta una serie de dificultades y, además, es bastante largo: 11 kilómetros en total.
La ruta circular presenta un desnivel acumulado de más de cuatrocientos treinta metros, pero lo cierto es que merece mucho la pena si te gusta la flora en general. Durante el transcurso de las cinco horas quedarás maravillado con toda la vegetación que se encuentra en los bosques de la sierra.
Tras pasar por Requesens e iniciar un camino en dirección a Puig Neulós, llega el momento de coger un atajo que te permitirá alcanzar un destino clave: el Faig de la Pedra. Los siguientes elementos por los que irás pasando son un par de fuentes -la de los Arcaires y la Nova-, el Roc de l’Atalaiador y un torrente: el de Coll Pregon.
Al llegar a la esclusa fluvial perteneciente al río Anyet tendrás la posibilidad de iniciar el itinerario por los alrededores del castillo o, por el contrario, emprender el camino que te llevará nuevamente al parking de la tejería.
Normas
Sea cual sea el itinerario por el que optes, hay una serie de normas que han de cumplirse sí o si. La primera de ellas hace referencia a las mascotas, sobre todo los perros, los cuales suelen dejarse ver por el Paraje Natural de Interés Nacional de La Albera en compañía de sus dueños. Es posible llevarlos de excursión, pero no pueden estar libres: la correa es obligatoria.
Por otra parte, no se permite acampar libremente en ninguna de las zonas que abarca el monumento natural. Tampoco se puede encender ningún fuego, ya que es un área que presenta un elevado riesgo de incendiarse.
En caso de generar algún tipo de residuo o basura, no puede dejarse en la sierra, debiendo llevársela cada persona para que no quede ningún rastro de ella.
Mencionando de nuevo los itinerarios, hay que tener en cuenta que durante el transcurso de los mismos es habitual dar con propiedades que son privadas, las cuales han de ser respetadas.
Por último, tanto la cultura como la naturaleza del paraje no deben alterarse lo más mínimo, ya sea estropeando plantas, arrancándolas o causando alguna molestia a un animal.
Tarifas
Tal como sucede con la gran mayoría de parques naturales que hay en la Costa Brava, recorrerlo es libre y completamente gratuito.
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Parc Natural del Cap de Creus
En marzo del año 1998 se creó oficialmente un espacio de la Costa Brava que pertenece a la sexta categoría de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Se trata del Parc Natural del Cap de Creus, una zona protegida cuya superficie es bastante grande, llegando casi a las catorce mil hectáreas en total.
Antes de la existencia del Parc Natural del Cap de Creus no había ningún otro parque marítimo-terrestre en la Comunidad Autónoma de Cataluña. En concreto, de toda la superficie abarcada, 900 hectáreas son reservas naturales terrestres, mientras que 835 son reservas también orgánicas, pero en este caso de tipo marino.
La zona protegida se encuentra enmarcada dentro de ocho municipios distintos, pertenecientes todos ellos a la Costa Brava. Port de la Selva, Cadaqués, Roses y Llansá son algunos de los más conocidos a nivel nacional, debiendo sumar a la lista Pau, Vilajuiga, Palau Sabardera y Selva de Mar.
Flora
En algunos parques naturales de la Costa Brava estamos acostumbrados a ver un tipo de flora puramente mediterránea. Sin embargo, en el del Cap de Creus hay una enorme variedad, incluyendo elementos vegetales centroeuropeos, eurosiberianos e incluso atlánticos.
Es por este motivo que en el Parc Natural del Cap de Creus es posible ver desde multitud de matorrales y alcornocales que son muy típicos del Mediterráneo hasta otro tipo de flora que no suele dejarse ver: prados silicícolas de montaña, avellanos y un largo etcétera.
La tramontana que suele soplar en este espacio protegido va ejerciendo una modelación de cada especie vegetal que está allí presente, endureciendo el hábitat por varios aspectos puramente orgánicos. El primero de ellos se resume en que las plantas evapotranspiran más. Por otra parte, su nivel de salinidad es superior, siendo dicho aspecto fruto de los aerosoles que vienen dados por el agua marina.
Aunque la roca cuenta con una enorme presencia en el Parc Natural del Cap de Creus, ya sea en forma de roquedales o incluso acantilados con unas preciosas vistas al mar, en ciertas zonas hay un precioso afloramiento que da forma a un espectáculo visual repleto de multitud de colores.
Fauna
El tipo de fauna que más abunda en este parque natural de la Costa Brava es sin duda alguna el anfibio. Aunque no todas aquellas especies que hay en la península ibérica se dejan ver en el Cap de Creus, un elevadísimo porcentaje hace acto de presencia en dicha zona protegida. Los sapos comunes son muy habituales, así como la ranita meridional de la que llama la atención su pequeño tamaño.
Siguiendo el ejemplo del Paratge Natural d’Interès Nacional de l’Albera, también puede verse en el Cap de Creus la tortuga del Mediterráneo, aunque en este caso la cantidad es mucho más reducida. Otros animales similares forman parte de la lista, destacando entre todos ellos el galápago leproso, la salamanquesa común y el lagarto ocelado.
Otra fauna que también es muy importante para el ecosistema de este parque natural es la que lo sobrevuela. Cuando las aves migran tanto en la estación otoñal como en la primaveral es altamente recomendable visitar el Parc Natural del Cap de Creus, ya que pueden verse multitud de especies.
Basta con ir a cualquier acantilado para contemplar varias águilas perdiceras, aunque no son las únicas aves que suelen rondar estas zonas tan rocosas que suele gustar a dicha fauna. Al listado se añaden desde búhos hasta halcones peregrinos.
Por supuesto, el ambiente marino afecta de lleno a la fauna dando pie a que estén presentes desde aves hasta multitud de peces en el fondo del agua. Empezando por los animales voladores, las gaviotas son extremadamente comunes en el Cap de Creus, mientras que otras aves no cuentan con tanta presencia en la zona protegida: alcatraces, charranes, báldrigas, cormoranes moñudos y un largo etcétera.
Seguidamente toca hablar de la fauna del fondo marino. La que más llama la atención de aquellos que tienen el privilegio de observarla es el coral de tonalidad rojiza, la cual es compartida por la gorgonia que recibe el nombre técnico de paramuricea clavata.
Son numerosos los peces que recorren las aguas del Parc Natural del Cap de Creus, destacando entre ellos multitud de meros, salpas y sardos. Conviven en harmonía con las langostas y los bogavantes.
Normas
Disfrutar tanto de la flora como de la fauna, así como de los itinerarios que describiremos más adelante, exige cumplir una serie de normas, las cuales varían dependiendo de si se accede a la zona terrestre o a la marina.
Si optas por la terrestre has de saber que necesitas una autorización específica para plantar cualquier tipo de elemento vegetal, así como para extraerlo. Por otra parte, no pueden arrojarse residuos de ninguna clase.
Ir por la zona terrestre es posible si no te desplazas con un vehículo que funcione con motor, aunque sí puede hacerse en las pistas habilitadas para tal fin, así como en las carreteras.
No se permite acampar libremente en ninguna de las zonas, mientras que en algunas de ellas se admite el fuego, siempre y cuando se respeten los períodos estipulados para hacerlo.
Acabando con las normas que hacen referencia a la zona terrestre del Parc Natural del Cap de Creus, es destacable que existe la posibilidad de practicar la caza, debiendo aplicar a rajatabla la normativa en cuestión.
Si optas por ir a una de las reservas naturales integrales que forman parte de dicho espacio protegido, hay que circular en base al itinerario que pretende seguirse, por lo que no se permite la movilidad completamente libre. A su vez, se prohíbe completamente extraer cualquier elemento vegetal o animal, así como cualquier fósil, roca o conjuntos minerales de los que están presentes en el parque natural.
Más allá de las terrestres, también hay reservas naturales parciales marinas. En ellas se deben aplicar las normativas a la hora de practicar la pesca, visitar la zona, fondear, practicar submarinismo o circular por la zona a través de la vía marítima.
La zona marina que no es reserva natural parcial también está sujeta a unas importantes normas como la de estar prohibidas ciertas pescas en concreto: cerco y arrastre. Por el contrario, si es de tipo artesanal o se lleva a cabo como si de un deporte se tratase, sí puede practicarse la pesca.
Itinerarios
En el Parc Natural del Cap de Creus hay varios itinerarios, por lo que cada visitante puede elegir aquel que más le convenga. Eso sí, todos ellos son un poco difíciles. A diferencia de otros parques naturales de la Costa Brava que cuentan con rutas muy sencillas, al ser una zona tan abrupta son habituales los desniveles y los pasos que tienen una gran estrechez. Es por este motivo que el calzado cómodo y de calidad es esencial, independientemente de si los itinerarios los hacen adultos o niños.
Itinerario circular hasta la Punta del Cap de Creus
Esta ruta es ideal para disfrutar de los maravillosos paisajes que la zona ofrece a los excursionistas. Se trata de un itinerario que es circular y abarca poco más de un kilómetro y medio, siendo algunos tramos un tanto difíciles.
Punta de Cap de Creus, Cova de S’Infern y S’Eixugador son algunos de los lugares que se visitan a lo largo de los noventa minutos de duración, empezando la experiencia en el faro.
Para hacer el itinerario circular se deben seguir unas señales rojizas. La planta herbácea espadaña y los juntos están muy presentes sobre todo en la parte final del recorrido.
Cala Culip
Dos kilómetros bastan para llegar a una icónica cala de la Costa Brava, la cual a diferencia de muchas otras acostumbra a estar poco frecuentada por bañistas. Ello es debido al difícil acceso, siendo solo compatible con excursiones a pie o travesías marítimas.
Desde el Parc Natural del Cap de Creus solo hay que recorrer dos kilómetros, bastando para ello con tres cuartos de hora. El itinerario no es demasiado difícil, terminando en una cala cuya longitud es de solamente quince metros. Conviene destacar que en la playa está permitido el nudismo.
Camino antiguo desde el faro hasta Cadaqués
Si quieres recorrer el parque natural en familia, esta ruta apta para los más pequeños de la casa es la mejor elección posible, aunque es duradera por su recorrido de considerable distancia: ocho kilómetros en total.
Los desniveles acusados casi no están presentes en el itinerario. Es por este motivo que es bastante habitual encontrarse con otras familias.
Cómo llegar
La AP-7 conecta con varias comarcales que dirigen a diversos municipios de la Costa Brava, siendo uno de los más bonitos el conocido como Cadaqués, un precioso pueblo de pescadores. Precisamente es esta localidad aquella a la que hay que llegar para iniciar el trayecto hacia el Parc Natural del Cap de Creus.
En Cadaqués hay muchas indicaciones, por lo que no es nada difícil llegar al icónico faro que da comienzo a itinerarios que suponen una experiencia única. Eso sí, no es una conducción apta para todo tipo de personas, puesto que aquellas que se marean excesivamente con las curvas o que no están acostumbradas a circular por carreteras muy serpenteadas pueden llegar a pasarlo mal.
Sin embargo, en caso contrario es un trayecto que se disfruta plenamente. De hecho, es de las mejores rutas para hacer en vehículo particular, ya que durante el transcurso de la misma se dibujan unas vistas espectaculares.
Dónde aparcar
Tras llegar al final de la serpenteada carretera que te lleva de Cadaqués al faro de Cap de Creus encontrarás un parking que es bastante amplio, así como gratuito, lo cual es de agradecer. Sin embargo, no es fácil encontrar una plaza libre, sobre todo en plena época veraniega. Si decides visitar esta zona protegida en julio o agosto, es recomendable ir a primera hora si quieres aparcar con facilidad justo en el faro.
Tarifas
Siguiendo el ejemplo del parking, la experiencia inolvidable de recorrer el Parc Natural del Cap de Creus es completamente gratuita.
Parc Natural del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter
La Costa Brava cuenta con varias áreas protegidas de recursos gestionados, estando ubicado uno de los espacios naturales entre dos comarcas: Baix Empordà y Alt Empordà. Se trata del Parc Natural del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter.
En el año 2010 se declaró oficialmente esta zona como un parque natural, el cual es de considerables dimensiones. Y es que comprende una superficie total que casi llega a las ocho mil doscientas hectáreas en total, siendo dos mil de ellas solamente marítimas.
Así pues, estamos ante un parque natural que combina superficie terrestre con aquella que es de tipo marino, dando forma a un ecosistema único y variado del que disfrutan al máximo los visitantes que acuden a dicha zona protegida.
Paisaje
Uno de los aspectos más destacables del Parc Natural del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter es sin ninguna duda el paisaje del que hace gala, el cual llama la atención por ser muy heterogéneo, una característica que no suele estar presente en los parques naturales de la Costa Brava.
Hay varios elementos muy representativos del conjunto paisajístico que forma parte del espacio protegido, empezando por el más popular de todos: el macizo del Montgrí. En él se emplazan diversas cumbres que permiten obtener unas vistas privilegiadas, especialmente el Montplà gracias a su altura de más de trescientos metros.
En la parte litoral se pueden observar unos acantilados espectaculares. En ninguna otra zona de Cataluña se dejan ver semejantes accidentes geográficos de tipo calcáreo cuya altura no alcanza por muy poco los cien metros en total.
El propio mar ha sido el encargado de, a lo largo de muchos años, ir modelando el paisaje del Parc Natural del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter. Más allá de las calas que tanto gustan a los visitantes, a la lista hay que sumar pequeños islotes y cuevas.
Flora
Uno de los principales motivos de que el paisaje de esta zona protegida sea tan bonito se resume en la presencia de una variada flora, la cual se ve obligada a adaptarse a unas condiciones que no son ni mucho menos agradables para los elementos vegetales: mucho viento, alto nivel de salinidad, etcétera.
En las Islas Medas hay una enorme diversidad florística que no ha sido intervenida de ninguna manera por el ser humano, siendo la materia natural y las aves marinas los únicos factores influyentes en unas hierbas de tipo nitrófilo.
Abandonando la superficie marina y poniendo los pies en la terrestre, se evidencia una gran presencia de hibiscus y otras malváceas. Aunque también las hay en ciertas zonas de Cataluña, solo las del Parc Natural del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter están ubicadas en un hábitat que puede considerarse como propio.
Los acebuchales también se dejan ver en el espacio protegido, los cuales deben su presencia al relieve, al suelo repleto de piedras y a un clima que es muy propio de la zona mediterránea. Todo ello también da pie a que haya bosques repletos de vegetación.
Continuando con lo referente al Mediterráneo, es destacable la presencia de un tipo de flora que no acostumbra a estar en él: las briófitas que no tienen vasos, las cuales proliferan sobre todo en aquellas áreas que cuentan con un elevado porcentaje de humedad.
Por si fuera poco, algunos de los acantilados que proporcionan unas impresionantes vistas al mar albergan una flora que poco tiene que ver con la del resto del parque natural, traduciéndose en una biodiversidad cuyo nivel es alcanzado por muy pocos espacios protegidos de la Costa Brava.
Fauna
La flora no es lo único muy variado, ya que exactamente lo mismo puede decirse de la fauna. Conviene distinguir entre la terrestre y la submarina, presumiendo esta última de una mayor diversidad biológica.
Submarina
El fondo marino, siguiendo el ejemplo del parque natural en general, destaca por ser muy heterogéneo. Ello se traduce en que varias especies se vean capaces de adaptarse a la perfección a un ecosistema que es muy diverso y que, como es de esperar, está protegido a más no poder.
Gracias a que los submarinistas y demás visitantes respetan a rajatabla esta normativa, los recursos del fondo del mar siguen intactos hoy en día, pudiéndose ver habitualmente algunos peces que son difíciles de contemplar en el resto del mundo.
Precisamente ciertos peces que comercialmente tienen un gran valor son el mejor ejemplo posible de lo bien que funcionan las normas para proteger la fauna submarina del lugar. Los pescadores y los submarinistas no afectan de ninguna manera a la actividad de algunos peces muy comunes en el Parc Natural del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter: corvallos, sardos imperiales, lubinas, doradas, meros y un largo etcétera.
El hecho de que haya ciertos peces y otros tipos de animales marinos en el parque natural también deriva en que se den cita allí algún que otro depredador de tipo pelágico. Entre los más comunes se encuentran los atunes rojos y las rayas águilas.
Más allá de los peces, uno de los motivos que llevan a tantos submarinistas a querer recorrer el fondo del mar se resume en la presencia de multitud de corales cuya tonalidad rojiza es realmente bonita, pudiendo decirse lo mismo de las gorgonias. A la lista de elementos coralígenos hay que sumar dátiles de mar, nacras y esponjas.
Toda la fauna anteriormente descrita atrae a una especie que, de vez en cuando, también se deja ver en el Parc Natural del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter. Nos referimos a los delfines mulares que acostumbran a hacer acto de presencia en la zona yendo en grupo de un mínimo de diez cetáceos.
Terrestre
Son numerosas las especies de aves que están protegidas y que acuden a este parque natural de la Costa Brava haciendo uso de él como si de un refugio se tratase. Un claro ejemplo es el de las rupícolas, así como las aves tanto rapaces como marinas.
Tanto en los islotes que forman parte del Parc Natural del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter como en la zona del litoral hay búhos reales, grajillas occidentales, cernícalos e incluso halcones peregrinos. Por su parte, los gavilanes y las águilas crían en el área protegida, aprovechando el hecho de que los garrigares son ideales para ello.
Es destacable que en ninguna otra zona de la comunidad autónoma catalana hay tantos murciélagos de cueva, aunque la especie que cuenta con una mayor abundancia es la gaviota de Cortés.
Estableciendo de nuevo una comparación con otras partes de Cataluña, este parque natural es uno de los lugares con más presencia no solamente de huairavos, sino también de garcetas comunes y de garzas ganaderas.
Finalmente, casi el cincuenta por ciento de cormoranes moñudos que hay en el territorio catalán se encuentran ubicados en el Parc Natural del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter. Ello es fruto de los huecos que hay en algunas pendientes muy próximas a la costa, los cuales son utilizados para criar.
Itinerarios
De todos los parques naturales que hay en la Costa Brava, el del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter es uno de los más variados, tal como demuestran sus casi veinte itinerarios distintos que pueden hacerse practicando el senderismo o el ciclismo. Sea cual sea tu elección la experiencia será inolvidables, así como en el caso de recurrir a las rutas submarinas. A continuación describiremos algunos de los itinerarios más recomendables.
De Cala de l’Illa Roja a Cala Moreta
En este parque natural hay un par de calas que están conectadas por una ruta que es apta para senderistas tanto experimentados como amateurs, ya que el desnivel es de solo 210 metros. Eso sí, la duración es considerable, necesitándose algo más de tres horas y media para recorrer los 13,2 kilómetros.
La ruta empieza en la Cala de l’Illa Roja, una playa nudista que destaca sobre todo por lo cristalina que es su agua. Finalmente el itinerario termina en la Cala Moreta, otra zona en la que también está permitido el nudismo.
De Cala del Salpaig a Punta Ventosa
Si te gustan las rutas circulares que prácticamente pueden hacer todas las personas, este itinerario te encantará. En unas tres horas es posible completar el recorrido de once kilómetros cuyo desnivel alcanza los 230 metros.
Al tratarse de un itinerario que comienza y termina en el mismo punto, la Cala del Salpaig, una buena idea consiste en poner fin a la actividad dándose un buen chapuzón en esta playa que no suele estar demasiado concurrida.
De l’Estartit al Castell de Montgrí
Si eres un senderista experimentado y estás acostumbrado a hacer rutas un tanto difíciles, te verás capaz de terminar este itinerario circular que requiere una forma física a la altura de las circunstancias. Y es que la distancia a recorrer es de casi diecinueve kilómetros.
La dificultad de la ruta también viene dada por el desnivel que supera ampliamente los cuatrocientos metros. Todo ello da pie a requerir casi seis horas para terminar el trayecto, pero lo cierto es que merece mucho la pena si quieres descubrir uno de los elementos más importantes del Parc Natural del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter.
Cómo llegar
Para ir al Parc Natural del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter lo mejor es ir a l’Escala o a Torroella de Montgrí. Al primero de los municipios se llega por la AP-7, tomando la salida 5 que conecta posteriormente con la GI-623. Si prefieres la segunda localidad, la salida de la AP-7 es la 9A. En los dos casos encontrarás indicaciones muy precisas que te permitirán llegar sin problemas al espacio protegido.
¿Prefieres el transporte público? En ese caso disfrutarás de unas conexiones bastante buenas, las cuales dan comienzo con la ruta en tren de Barcelona a Portbou. Cogiendo esa línea hay que bajar en Figueres. Acto seguido es necesario desplazarse en autobús hasta las entidades municipales que forman parte del parque natural.
Tarifas
Disfrutar del amplio y variado ecosistema del Parc Natural del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter es gratuito. Sin embargo, si quieres explorar el fondo submarino probablemente tendrás que acabar pagando por la actividad al contratar los servicios de una empresa especializada que te ceda el material necesario para adentrarte en las profundidades de esta parte tan biodiversa de la Costa Brava.
























