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Museu de la Mediterrània
Can Quintana fue el edificio elegido para albergar el Museu de la Mediterrània. En su momento, concretamente cuando dio comienzo el siglo XVI, era una vivienda de tipo solariego que estaba ubicada en Torroella de Montgrí, un municipio perteneciente a la Costa Brava. Muchos años después, en el 2003, se decidió inaugurar allí un espacio museístico que trata de difundir todo aquello que tiene relación con el Mediterráneo en general.
Lo primero que destaca del Museu de la Mediterrània es lo interactivo que llega a ser. Precisamente por ello es habitual ver a niños pequeños en estas instalaciones. De hecho, muchas escuelas tanto de la Costa Brava como de otras zonas de Cataluña organizan excursiones que incluyen una visita a este museo.
Tanto los niños como los adultos que lo visitan se empapan de mucha información que está conducida con un hilo musical, el cual acompaña perfectamente durante toda la experiencia. Lo mismo puede decirse de los sonidos que también van reproduciéndose.
De las diversas instalaciones que forman parte de la Red de Museos de la Costa Brava, el Museu de la Mediterrània es uno de los más exitosos. Ello no es de extrañar teniendo en cuenta la gran calidad que tienen sus exposiciones.
Exposiciones temporales
Este museo ofrece a los visitantes un total de tres exposiciones temporales que plantean experiencias culturales muy distintas unas de otras. La primera de ellas recibe el nombre de Espacio Montgrí. En la sala destinada a dicha exposición es habitual ver toda clase de obras de arte contemporáneo.
Seguidamente toca hablar de otra exposición temporal que llama mucho la atención de quienes visitan el Museu de la Mediterrània. Se trata del Espacio Medes, el cual habría sido inviable sin la generosa aportación de Martínez-Solans.
Concretamente fueron donados multitud de cuadros, los cuales forman parte hoy en día del Espacio Medes. Todos ellos fueron creados por un pintor que, en su momento, era un icono de Torroella de Montgrí. Y no es para menos, puesto que Francesc Gimeno, a pesar de haber nacido en Tortosa, vivió en esta ciudad de la Costa Brava durante unos años.
Por último, la exposición temporal conocida como Espacio Baix Ter alberga todo aquello que, de una u otra manera, está relacionado con la zona del Mediterráneo. Las piezas expuestas no solo son pinturas como las de Joan Fuster, sino también elementos arquitectónicos como aquellos a los que en su momento dio forma Rafael Masó, quien fue uno de los principales impulsores del Novecentismo.
Colección
El Museu de la Mediterrània cuenta con una extensa colección de la que forman parte muchos elementos destacables. Uno de ellos recibe el nombre de flabiol, tratándose de un instrumento que antiguamente era utilizado habitualmente por los músicos catalanes. A la lista de instrumentos con muchos años a sus espaldas hay que sumar el conocido como lira, disponiendo en este museo de la de tipo cretense.
La colección de dicho espacio museístico alberga también algunas piezas de cerámica romana con una característica tonalidad que es rojiza y brillante a partes iguales. Sorprende el buen estado en el que se encuentran, sobre todo teniendo en cuenta que pertenecen a la época del primer emperador romano: Augusto. Es decir, acumulan más de dos mil años de antigüedad.
Perteneciendo el museo a Torroella de Montgrí, no sorprende que algunos de los elementos más destacables de su colección hayan sido obtenidos en el macizo del Montgrí. Un claro ejemplo es el Pico de la época prehistórica. Otra muestra es la del capitel que se extrajo del castillo, una pieza arquitectónica que también se conserva bastante bien.
Tarifas
Acceder a este espacio museístico, disfrutar de las exposiciones temporales y admirar su amplia colección es gratis sea cual sea la edad de los visitantes.
Museu de la Confitura
Si te gustan las confituras o te llaman la atención, hay un museo en la Costa Brava que no te puedes perder. Nos referimos al Museu de la Confitura, el cual abrió sus puertas en el año 2004.
La encargada de su fundación fue Georgina Regàs, una cocinera que siempre ha estado muy ligada no solo al apasionante mundo de la confitura, sino también al sector de la gastronomía catalana en general.
Tras experimentar con los limones que daba un limonero próximo a una vivienda ubicada en Torrent, elaborando desde refrescantes zumos hasta dulces pasteles, al cabo de un tiempo llegó el momento de dar forma a su primera mermelada. Fue entonces cuando quedó cautivada con la confitura y decidió compartir su pasión con muchas más personas, abriendo para ello un espacio museístico.
Pronto el obrador artesano empezó a recibir visitas, las cuales inundaron la red de opiniones muy positivas. Y no es para menos, ya que allí se da a todo el mundo un trato exquisito. No solamente nos referimos a quienes quieren informarse sobre la confitura, sino también a aquellos que prefieren directamente comprar los productos que desean: desde confituras hasta mermeladas e incluso jaleas.
La lista de sabores disponibles es amplísima, superando ampliamente los cien en total. Ello demuestra la enorme experiencia que acumulan en el obrador, lo cual se ha traducido en que sean capaces de dar forma a un espacio museístico de gran interés.
Más allá de las labores de producción, las cuales en ciertas ocasiones pueden ser observadas para ver exactamente cómo se hacen las confituras, en este museo de Torrent también son organizadas varias exposiciones. En ellas se muestran, entre otros elementos, alguna que otra confitura proveniente de una colección propia que abarca productos de multitud de países distintos.
Por si fuera poco, en el Museu de la Confitura también tienen lugar diversos cursos que están destinados al público adulto, así como talleres infantiles. En concreto, los niños que disfrutan de ellos son los que tienen una edad comprendida entre los seis y los doce años.
A todo ello hay que sumar un espacio dentro de las instalaciones que también suele sorprender a los visitantes. Se trata de la biblioteca, la cual está repleta de obras que, de una u otra manera, guardan relación con el sector de la confitura.
Precisamente empapándose de toda la información disponible en estos libros los profesionales del obrador artesano han sido capaces de elaborar algunas confituras que no se dejan ver en ningún otro lugar del mundo. Todas ellas destacan por ser no solo artesanales y naturales. A su vez, no puede pasarse por alto lo originales que son.
Por supuesto, todas las confituras del museo y de la tienda en general hacen gala de una sobresaliente calidad. Es por este motivo que han recibido varios premios muy importantes a nivel internacional.
Sean cuales sean los gustos de los consumidores, no tienen ningún tipo de dificultad para dar con una confitura que les satisfaga al cien por cien. ¿Prefieres las que son elaboradas con piezas frutales de tipo exótico? ¿Quieres una confitura que sea dulce pero que no tenga azúcar? El producto ideal se encuentra a tu disposición en un espacio que, más allá de ser museístico, también abre sus puertas a modo de tienda.
Al preguntar a los trabajadores del Museu de la Confitura sobre cualquier aspecto relacionado con las confituras se evidencia tanto la amabilidad como el gran conocimiento que atesoran. Indistintamente de las dudas que tengas, todas ellas serán resueltas, sabiendo exactamente cuáles son los productos utilizados para su elaboración, las propiedades de dichos ingredientes, etcétera.
La exposición es pequeña y no necesitas mucho tiempo para recorrerla. En pocos minutos habrás obtenido varias ideas para elaborar tus propias recetas viendo muestras con una gran antigüedad a sus espaldas, así como multitud de fotografías.
Tarifas
El acceso al Museu de la Confitura es gratuito, pero sí hay que pagar si quieres hacerte con alguna de las numerosas confituras que pueden ser compradas allí mismo, siendo ideales para regalar a alguien o llevarte como souvenir.
Parc Natural del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter
La Costa Brava cuenta con varias áreas protegidas de recursos gestionados, estando ubicado uno de los espacios naturales entre dos comarcas: Baix Empordà y Alt Empordà. Se trata del Parc Natural del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter.
En el año 2010 se declaró oficialmente esta zona como un parque natural, el cual es de considerables dimensiones. Y es que comprende una superficie total que casi llega a las ocho mil doscientas hectáreas en total, siendo dos mil de ellas solamente marítimas.
Así pues, estamos ante un parque natural que combina superficie terrestre con aquella que es de tipo marino, dando forma a un ecosistema único y variado del que disfrutan al máximo los visitantes que acuden a dicha zona protegida.
Paisaje
Uno de los aspectos más destacables del Parc Natural del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter es sin ninguna duda el paisaje del que hace gala, el cual llama la atención por ser muy heterogéneo, una característica que no suele estar presente en los parques naturales de la Costa Brava.
Hay varios elementos muy representativos del conjunto paisajístico que forma parte del espacio protegido, empezando por el más popular de todos: el macizo del Montgrí. En él se emplazan diversas cumbres que permiten obtener unas vistas privilegiadas, especialmente el Montplà gracias a su altura de más de trescientos metros.
En la parte litoral se pueden observar unos acantilados espectaculares. En ninguna otra zona de Cataluña se dejan ver semejantes accidentes geográficos de tipo calcáreo cuya altura no alcanza por muy poco los cien metros en total.
El propio mar ha sido el encargado de, a lo largo de muchos años, ir modelando el paisaje del Parc Natural del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter. Más allá de las calas que tanto gustan a los visitantes, a la lista hay que sumar pequeños islotes y cuevas.
Flora
Uno de los principales motivos de que el paisaje de esta zona protegida sea tan bonito se resume en la presencia de una variada flora, la cual se ve obligada a adaptarse a unas condiciones que no son ni mucho menos agradables para los elementos vegetales: mucho viento, alto nivel de salinidad, etcétera.
En las Islas Medas hay una enorme diversidad florística que no ha sido intervenida de ninguna manera por el ser humano, siendo la materia natural y las aves marinas los únicos factores influyentes en unas hierbas de tipo nitrófilo.
Abandonando la superficie marina y poniendo los pies en la terrestre, se evidencia una gran presencia de hibiscus y otras malváceas. Aunque también las hay en ciertas zonas de Cataluña, solo las del Parc Natural del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter están ubicadas en un hábitat que puede considerarse como propio.
Los acebuchales también se dejan ver en el espacio protegido, los cuales deben su presencia al relieve, al suelo repleto de piedras y a un clima que es muy propio de la zona mediterránea. Todo ello también da pie a que haya bosques repletos de vegetación.
Continuando con lo referente al Mediterráneo, es destacable la presencia de un tipo de flora que no acostumbra a estar en él: las briófitas que no tienen vasos, las cuales proliferan sobre todo en aquellas áreas que cuentan con un elevado porcentaje de humedad.
Por si fuera poco, algunos de los acantilados que proporcionan unas impresionantes vistas al mar albergan una flora que poco tiene que ver con la del resto del parque natural, traduciéndose en una biodiversidad cuyo nivel es alcanzado por muy pocos espacios protegidos de la Costa Brava.
Fauna
La flora no es lo único muy variado, ya que exactamente lo mismo puede decirse de la fauna. Conviene distinguir entre la terrestre y la submarina, presumiendo esta última de una mayor diversidad biológica.
Submarina
El fondo marino, siguiendo el ejemplo del parque natural en general, destaca por ser muy heterogéneo. Ello se traduce en que varias especies se vean capaces de adaptarse a la perfección a un ecosistema que es muy diverso y que, como es de esperar, está protegido a más no poder.
Gracias a que los submarinistas y demás visitantes respetan a rajatabla esta normativa, los recursos del fondo del mar siguen intactos hoy en día, pudiéndose ver habitualmente algunos peces que son difíciles de contemplar en el resto del mundo.
Precisamente ciertos peces que comercialmente tienen un gran valor son el mejor ejemplo posible de lo bien que funcionan las normas para proteger la fauna submarina del lugar. Los pescadores y los submarinistas no afectan de ninguna manera a la actividad de algunos peces muy comunes en el Parc Natural del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter: corvallos, sardos imperiales, lubinas, doradas, meros y un largo etcétera.
El hecho de que haya ciertos peces y otros tipos de animales marinos en el parque natural también deriva en que se den cita allí algún que otro depredador de tipo pelágico. Entre los más comunes se encuentran los atunes rojos y las rayas águilas.
Más allá de los peces, uno de los motivos que llevan a tantos submarinistas a querer recorrer el fondo del mar se resume en la presencia de multitud de corales cuya tonalidad rojiza es realmente bonita, pudiendo decirse lo mismo de las gorgonias. A la lista de elementos coralígenos hay que sumar dátiles de mar, nacras y esponjas.
Toda la fauna anteriormente descrita atrae a una especie que, de vez en cuando, también se deja ver en el Parc Natural del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter. Nos referimos a los delfines mulares que acostumbran a hacer acto de presencia en la zona yendo en grupo de un mínimo de diez cetáceos.
Terrestre
Son numerosas las especies de aves que están protegidas y que acuden a este parque natural de la Costa Brava haciendo uso de él como si de un refugio se tratase. Un claro ejemplo es el de las rupícolas, así como las aves tanto rapaces como marinas.
Tanto en los islotes que forman parte del Parc Natural del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter como en la zona del litoral hay búhos reales, grajillas occidentales, cernícalos e incluso halcones peregrinos. Por su parte, los gavilanes y las águilas crían en el área protegida, aprovechando el hecho de que los garrigares son ideales para ello.
Es destacable que en ninguna otra zona de la comunidad autónoma catalana hay tantos murciélagos de cueva, aunque la especie que cuenta con una mayor abundancia es la gaviota de Cortés.
Estableciendo de nuevo una comparación con otras partes de Cataluña, este parque natural es uno de los lugares con más presencia no solamente de huairavos, sino también de garcetas comunes y de garzas ganaderas.
Finalmente, casi el cincuenta por ciento de cormoranes moñudos que hay en el territorio catalán se encuentran ubicados en el Parc Natural del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter. Ello es fruto de los huecos que hay en algunas pendientes muy próximas a la costa, los cuales son utilizados para criar.
Itinerarios
De todos los parques naturales que hay en la Costa Brava, el del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter es uno de los más variados, tal como demuestran sus casi veinte itinerarios distintos que pueden hacerse practicando el senderismo o el ciclismo. Sea cual sea tu elección la experiencia será inolvidables, así como en el caso de recurrir a las rutas submarinas. A continuación describiremos algunos de los itinerarios más recomendables.
De Cala de l’Illa Roja a Cala Moreta
En este parque natural hay un par de calas que están conectadas por una ruta que es apta para senderistas tanto experimentados como amateurs, ya que el desnivel es de solo 210 metros. Eso sí, la duración es considerable, necesitándose algo más de tres horas y media para recorrer los 13,2 kilómetros.
La ruta empieza en la Cala de l’Illa Roja, una playa nudista que destaca sobre todo por lo cristalina que es su agua. Finalmente el itinerario termina en la Cala Moreta, otra zona en la que también está permitido el nudismo.
De Cala del Salpaig a Punta Ventosa
Si te gustan las rutas circulares que prácticamente pueden hacer todas las personas, este itinerario te encantará. En unas tres horas es posible completar el recorrido de once kilómetros cuyo desnivel alcanza los 230 metros.
Al tratarse de un itinerario que comienza y termina en el mismo punto, la Cala del Salpaig, una buena idea consiste en poner fin a la actividad dándose un buen chapuzón en esta playa que no suele estar demasiado concurrida.
De l’Estartit al Castell de Montgrí
Si eres un senderista experimentado y estás acostumbrado a hacer rutas un tanto difíciles, te verás capaz de terminar este itinerario circular que requiere una forma física a la altura de las circunstancias. Y es que la distancia a recorrer es de casi diecinueve kilómetros.
La dificultad de la ruta también viene dada por el desnivel que supera ampliamente los cuatrocientos metros. Todo ello da pie a requerir casi seis horas para terminar el trayecto, pero lo cierto es que merece mucho la pena si quieres descubrir uno de los elementos más importantes del Parc Natural del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter.
Cómo llegar
Para ir al Parc Natural del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter lo mejor es ir a l’Escala o a Torroella de Montgrí. Al primero de los municipios se llega por la AP-7, tomando la salida 5 que conecta posteriormente con la GI-623. Si prefieres la segunda localidad, la salida de la AP-7 es la 9A. En los dos casos encontrarás indicaciones muy precisas que te permitirán llegar sin problemas al espacio protegido.
¿Prefieres el transporte público? En ese caso disfrutarás de unas conexiones bastante buenas, las cuales dan comienzo con la ruta en tren de Barcelona a Portbou. Cogiendo esa línea hay que bajar en Figueres. Acto seguido es necesario desplazarse en autobús hasta las entidades municipales que forman parte del parque natural.
Tarifas
Disfrutar del amplio y variado ecosistema del Parc Natural del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter es gratuito. Sin embargo, si quieres explorar el fondo submarino probablemente tendrás que acabar pagando por la actividad al contratar los servicios de una empresa especializada que te ceda el material necesario para adentrarte en las profundidades de esta parte tan biodiversa de la Costa Brava.














